Hoy se ofrecen infinidad de estilos de yoga centrados en el cuerpo y alejados de la esencia de esta práctica
Lo que debes saber del yoga (más allá de la moda)
“Igual que hay un yoga-bisutería, hay un yoga-joyería”. La frase es de Ramiro Calle, uno de los pioneros del yoga en España, y tiene que ver con la banalización de esta práctica y la proliferación de centros y estilos que ha provocado el auge del yoga en muchos países occidentales, entre ellos España.
El yoga es una práctica milenaria de la que los primeros referentes escritos son los denominados Yoga- sutra (que significa cuerdas): una composición de 195 aforismos sobre una filosofía que en ese momento se llamaba yoga, palabra que se ha utilizado para múltiples propósitos en diferentes contextos y entornos históricos y que tiene una variedad de significados en sánscrito, aunque el más común es unión.
La práctica del yoga tradicional examina la relación del espíritu con el mundo material, no se focaliza en las posturas
La práctica del yoga examina la relación del espíritu humano con el mundo material, y de cómo el espíritu podría liberarse del sufrimiento a través de la disciplina y la introspección. Y, en realidad, tiene muy poco que decir sobre la práctica postural, al menos en sus orígenes y ateniéndose a los Yoga-sutra de Patanjali, tal y como se explica en los libros de David Gordon White El Yoga Sutra de Pantajali. Una biografía, o de Bárbara Stoler, Yoga. Discipline of Freedom detallan sobre los orígenes del yoga y sobre cómo se ha extendido por occidente.
Pero hoy en día esta práctica parece haber evolucionado hacia una disciplina, al menos en apariencia, más bien física. Nos encontramos clases de yoga en diversos gimnasios, centros deportivos, y escuelas de yoga que ofertan una infinidad de estilos: Brikam, Vinyasa, Iyengar, Asthanga, Yin yoga. Yoga swing… Estilos que, quizá, lejos de aportarnos la verdadera esencia de esta práctica milenaria –y al margen de la formación del profesorado o la propia intención–, tratan el yoga como un nicho de mercado y un negocio en auge, algo que poco tiene que ver con esta disciplina.
Entonces, una persona que desee practicar yoga ¿por dónde debería empezar para no caer en las manos del yoga bisutería y descubrir el yoga auténtico?
El yoga es, ante todo, una técnica de liberación, pero que hoy día se ha vuelto un remolino de apegos: apego al cuerpo, culto al campeón, y ver quién llega a la postura más circense.
Aunque la gente no quiera hablar de los yogas falseados, lo cierto es que los primeros en distorsionar el yoga y en prostituirlo para rentabilizarlo fueron muchos de los mentores hindúes que llegaron a Estados Unidos y lo mostraron como un yoga atlético, despojado de sus raíces y de su sentido, exhibiéndolo más como contorsionismo donde, incluso, se hacían campeonatos de asanas.
Y así surgió el culto desmesurado al cuerpo, el postureo, el jactarse de una circense elasticidad, y fue desarrollándose un yoga gimnástico más influido por las corrientes de gimnasia sueca y danesa que por el verdadero yoga.
Guía básica para comenzar
Las primeras dudas que asaltan al yogui (ellos) o yoguini (ellas) principiante son ¿qué es lo más importante cuando comienzas a intentar meditar? ¿Cómo debemos combinar la meditación con las posturas o asanas? ¿Debemos escuchar a nuestro cuerpo o primero a nuestra mente?
Es idóneo combinar el hatha-yoga o yoga físico con la meditación o yoga mental. Es muy importante la práctica asidua, y no solo servirse de las asanas o posturas, sino del pranayama o ejercicios de respiración, que es esencial.
Además, que las posturas tienen que hacerse con suma atención, con plena consciencia, y así se convierten en herramientas para cultivar la concentración y la interiorización.
Y ¿hay un tipo o un tiempo medio de práctica recomendado? ¿Cuánto se debe meditar?
Existen muchas técnicas para meditar, y lo importante es dedicar un tiempo para hacerlo a diario, e ir tanteando para descubrir las técnicas que mejor se avienen con uno.
Es cierto que el Hatha Yoga es el auténtico yoga psicosomático, donde las asanas se mantienen para poder así interiorizar e ir del cuerpo a la mente, y convertir el cuerpo en una herramienta de autorrealización. Lo que hay que evitar es el postureo, el culto y el apego al cuerpo, el narcisismo y el contorsionismo, pues es como si hubiera surgido un “yoga” de exhibición y pasarelas.
Y por último hay que entender que el Yoga auténtico, es una meditación activa