Recuerda que cada vez que lloras, escribes lo que sientes, o te desahogas con alguien, tu energía se purifica y elevas tu vibración.
Que cada vez que ríes, cantas y bailas disfrutando la vida, tu energía se purifica y elevas tu vibración.
Que cada vez que haces lo que te gusta, y ejercitas y mueves tu cuerpo tu energía se purifica y elevas tu vibración.
Que cada vez que pides perdón, perdonas y das gracias con el corazón, tu energía se purifica y elevas tu vibración.
Y que cada vez que te respetas y te amas a ti mismo y a los demás de verdad, además de purificar tu energía y elevar tu vibración, también ayudas a nuestra hermosa tierra a vibrar en la frecuencia más alta que es la del AMOR. Por eso, ya no lo aplaces más, ármate de valor, y ponte a trabajar en ti mismo. Pues el trabajo más importante de tu vida eres tú.
Y si tú vibras alto, todos vibramos alto porque todos somos uno. ¡Tú puedes, atrévete y haz que suceda!
Y Agradece Todo que por o para algo está ahí.
Irene Medina