Cómo comer si practicas yoga
Existen muchas dudas y un poco de confusión al respecto. Por ejemplo:
- ¿Cómo tengo que comer si practico yoga?
- ¿Existe una dieta yóguica?
- ¿Hay que ser necesariamente vegetariano?
Pues, voy a intentar aclarar algunas de estas dudas, desde mi experiencia personal.
Llevar una alimentación saludable es un efecto secundario del yoga: el yoga te hace consciente, te despierta, desconecta el piloto automático y te pone al mando de tu vida en todas las facetas. Cuando empiezas a practicar yoga, comienzas a observarte, a darte cuenta de por qué haces lo que haces, dentro y fuera de la esterilla. Dejas de funcionar por inercia.
Además, al adoptar esta actitud de observadora de ti misma, vuelves a conectar con tu cuerpo y con sus necesidades de una forma natural.
Y esto ocurre también con la alimentación. Empiezas a preguntarte por qué comes lo que comes. Empiezas a escuchar claramente la voz de tu cuerpo, lo que necesita para nutrirse en cada momento.
El yoga te lleva necesariamente también a comer conscientemente.
¿Existe una dieta yóguica?
Os aconsejo la terapia nutricional yóguica. Esta terapia tiene seis principios:
- Desintoxicar el cuerpo.
- Optar por lo biológico (ecológico/orgánico).
- Limitar o eliminar el consumo de alimentos manipulados genéticamente.
- Comer proteínas limpias.
- Descubrir los zumos y los suplementos.
- Conciencia al cocinar y presencia mental al comer.
Siguiendo estos seis principios fundamentales, la comida se convierte no solo en nutrición sino también en medicina preventiva y remedio de dolencias y enfermedades.
¿Hay que ser necesariamente vegetariano o vegano?
La verdad es que la sensación en el cuerpo es más liviana, está verdaderamente flexible cuando no comemos carne.
Pero no es necesario ser vegano o vegetariano. Los practicantes de yoga en la India toman leche, y ghee (mantequilla purificada), de forma habitual.
Sin embargo, el primer principio ético del yoga es ahimsa o no violencia. Puede que el respeto a este principio te lleve a optar por no comer animales que hayan sido criados y sacrificados con sufrimiento.
Por otra parte, cuando practicas el comer consciente, es difícil comer animales muertos y disfrutarlo, por no decir imposible.
Pero no veo el problema en comer huevos de gallinas felices criadas en el campo.
Otro aspecto importante es la calidad de los alimentos que ingerimos. Lo ideal es que sean de procedencia orgánica, significa que no han sido tratados con agrotóxicos como herbicidas y pesticidas durante su producción y la tierra donde son sembrados tampoco tiene que haber recibido ese tipo de tratamiento. La tierra tarda varios años en purificarse y cuando es así se llama en transición. Si son de estación nos aseguramos de que sean frescos y estén en su maduración justa.
Estar informados, elegir los alimentos y tomarnos tiempo para cocinar y para comer hace que estemos en contacto con nosotros y que podamos identificar qué nos hace bien para cada época del año y para cada momento de nuestra vida.
Alimentación consciente
La cocina consiente es una cocina tradicional, que nos conecta con la naturaleza y con nosotros mismos. No existen en ella alimentos prohibidos pero sí, nos enseña a utilizarlos con criterio y sentido común.
A continuación, explico un poco más de sus principales ingredientes:
- Cereales integrales: arroz (redondo, basmati, rojo, negro, de grano largo etc.), trigo (dorado, kamut, espelta etc.), trigo sarraceno, cebada, avena, mijo, centeno, quinoa, cus-cus etc.
- Vegetales: de hoja (hojas de rábano, de zanahoria, de nabo, grelos, acelgas, espinacas, lechugas, de coliflor, de brócoli, de lombarda, rúcula, de col, entre otras), de raíz (zanahorias, nabos, rabanitos, cebollas, jengibre, etc.) y redondas (calabaza, cebolla, coliflor, col, brócoli, etc.). También vegetales encurtidos como el chucrut.
- Legumbres: lentejas (pardas, rojas, verdes, belugas etc.), garbanzos, judías pintas, judías blancas, soja, soja negra, azukis, judías bicolor, guisantes, etc.
- Proteínas vegetales: tempeh, tofu, seitán, fu, natto.
- Pescados blancos y azules, y mariscos: pescadilla, breca, merluza, calamar, atún, boquerones, almejas, gambas, etc.
- Algas marinas: kombu, dulce, nori, espagueti de mar, arame, cochayuyo, hiziki, wakame, etc.
- Condimentos y aderezos: sal marina, salsa de soja, a base de algas (polvo de algas tostadas, shio-kombu), natto, miso de distintas clases, umeboshi, limón, vinagres de arroz y umeboshi, pimiento rojo y verde, mostaza, pimentón, chucrut, ajo, laurel, perejil, berros, canela, especias, etc.
- Semillas y frutos secos: de calabaza, de girasol, de sésamo negro y blanco, de lino, nueces, avellanas, cacahuetes, almendras, etc.
- Endulzantes naturales: siropes de cereales (de arroz, de trigo, de mijo, de cebada…), amasake, zumos de frutas naturales, pasas, orejones, ciruelas secas, etc.
- Aceites de primera presión en frío y sin refinar: de sésamo, de calabaza, de girasol, de oliva, de lino, etc.
- Frutas de estación: manzanas, peras, melocotones, albaricoques, ciruelas, fresas, moras, frambuesas, etc.
- Bebidas, tés e infusiones: zumos de frutas y verduras, te bancha, te kukicha, té verde, te mu, café de cereales, café de malta tostada, infusiones de hierbas, etc.
Esta pirámide nutricional te indicará las proporciones y cantidades adecuadas de cada grupo de alimentos.